En diálogo con Dante Lobos y Carola Austin, Galindo relató cómo vivió la jornada de movilización tras salir de rendir un examen en la facultad. “El miedo a que la universidad no pueda pagar la luz, el gas o incluso cerrar fue lo que nos movilizó”, afirmó.
El estudiante, oriundo de Cholila, destacó que el acceso a la universidad pública es el resultado de su esfuerzo, el acompañamiento familiar y un sistema educativo que permite a jóvenes del interior estudiar cerca de sus hogares.
Una comunidad que se organiza
Galindo recordó que, frente a la incertidumbre de los últimos años, surgió la Multisectorial Universitaria, integrada por docentes, no docentes, estudiantes y graduados.
“No nos podíamos quedar en el molde. Algo había que hacer, no podíamos quedarnos callados”, explicó.
La participación de gremios, jubilados, escuelas y vecinos de Esquel en las marchas fue otro de los aspectos que resaltó: “es emocionante ver cómo la comunidad entera se suma a defender la universidad”.
Becas insuficientes y riesgo de deserción
El consejero estudiantil señaló que el desfinanciamiento impacta en cuestiones clave como las becas.
Actualmente, la universidad otorga ayudas de $20.000 mensuales, monto que, según reconoció, resulta insuficiente: “Hoy con 20 mil pesos no vivís; no alcanza ni para un libro”.
En muchos casos, el centro de estudiantes decidió reducir los montos para que más jóvenes pudieran acceder al beneficio. Sin embargo, advirtió que esto solo alcanza como un apoyo parcial.
Respecto a la deserción admitió que, si bien hay un recambio natural, las dificultades económicas hacen que varios abandonen después de los primeros meses de cursada.
Lo que viene en el Senado
Tras el rechazo en Diputados, la definición pasa ahora al Senado, donde se estima que los votos para ratificar la ley están asegurados.
Galindo fue contundente: “si tenemos que volver a salir a las calles, lo vamos a hacer. La universidad no se calla ante la desidia de algunos”.
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