La propuesta, conocida como Semillero Deportivo, tiene como objetivo principal brindar a los más pequeños un primer acercamiento al mundo del deporte, de manera lúdica, recreativa y con fuerte acompañamiento familiar.
“Este proyecto nace de la necesidad de que los chicos conozcan distintas disciplinas desde temprana edad. Muchas veces llegan a la escuela sin saber qué deporte elegir, simplemente porque no lo conocen. Acá les damos un pantallazo general, siempre jugando”, explicó Juárez.
Con una participación sostenida de entre 25 y 30 niños, el espacio trabaja no solo sobre la base del juego, sino también en aspectos clave del desarrollo infantil, como la motricidad, los límites, la socialización y el vínculo con el entorno. “Creemos que cuanto antes trabajen su motricidad, mejor preparados estarán para desarrollarse plenamente en cualquier disciplina deportiva”, destacó Mir.
Las clases también promueven la interacción con profesores de otras escuelitas deportivas, lo que permite que los niños se familiaricen con diferentes docentes y disciplinas como voley, atletismo o fútbol, facilitando futuras elecciones deportivas.
Más allá de lo físico, el Semillero Deportivo genera un entorno de contención emocional y social. “Los nenes hacen amiguitos, las familias acompañan mucho, incluso participan cuando salimos al aire libre. Se genera una dinámica hermosa entre familias, profes y chicos”, comentaron con entusiasmo las docentes.
La actividad se desarrolla de forma regular y está abierta a nuevos participantes. El compromiso de las familias y la confianza en el proyecto han sido clave para consolidarlo como un espacio que forma, acompaña y despierta vocaciones deportivas desde la primera infancia.
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