“Me enteré cuando estaba por acostarme, pedí el archivo a uno de los entrenadores. Estaba nerviosa porque no sabía si había entrado”, relató. “Bajé el archivo, vi que decía ‘100m St. Fort Laurent’ y salí corriendo a avisarle a mi mamá y mis hermanos. ¡Gritaba que entré, que entré al Ibero!”, recordó emocionada.
Su desempeño fue suficiente para ganarse un lugar en la delegación nacional. “Era un sueño desde hace muchísimo tiempo, y hoy es realidad: poder llevar la Celeste y Blanca”, dijo con orgullo.
Con una proyección deportiva en ascenso, Nimba ya piensa en lo que viene: “Tengo felicidad para tirar para todos lados, pero ya enfocada en entrenar este mes y medio que queda”. La concentración del equipo será en el CeNARD desde el 16 de julio, para luego viajar a Paraguay y competir el 19 y 20.
Ajustar la preparación a los cambios de clima será clave: “Entrenar en el frío de la montaña no es lo mismo que correr en el calor de Paraguay. Pero vamos a trabajar con todo”, afirmó.
La joven velocista vive un momento único y promete dejar todo en la pista. “Siempre quise estar, ahora estoy, y toca correr con el corazón”, cerró.
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