El delegado sindical Tomás Ríos, del Sindicato de la Carne, detalló que el consumo interno cayó drásticamente —con una merma de 6 kilos por persona al año en promedio—, lo cual impacta directamente en este establecimiento orientado al mercado consumero.
“Las ventas han bajado, los costos aumentaron y el contexto no ayuda. Desde que asumió el gobierno actual se han perdido empleos en todos los sectores y la industria de la carne no es la excepción”, remarcó Ríos.
Dicasur abastece a ciudades como Río Grande, Bariloche y localidades cordilleranas, pero en los últimos meses la apertura de barreras sanitarias permitió el ingreso de carne envasada más barata, generando una competencia directa que profundizó el deterioro económico de la empresa, ya en concurso de acreedores.
El frigorífico había apostado a crecer: invirtió en infraestructura y contrató personal adicional para exportar, sin embargo, hoy enfrenta una realidad que pone en riesgo puestos de trabajo de empleados con más de 30 años de antigüedad y otros recientemente incorporados.
Ríos recordó también la experiencia del cierre del Frigorífico Esquel, diferenciando el contexto actual por la falta de respuestas estatales y el creciente nivel de incertidumbre: “Nos asusta más que antes, porque hoy no hay margen. Este gobierno no ayuda a sostener el trabajo. Hay familias alquilando, compañeros que no saben si el mes que viene seguirán teniendo un ingreso”.
Desde el gremio expresaron su compromiso en acompañar al empleador con el objetivo de preservar los puestos laborales, pero advirtieron que la situación es insostenible sin medidas urgentes que apunten a reactivar el consumo y proteger la producción local.
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