La actividad fue encabezada por Andrea Pizzolito, kinesióloga y presidenta de la fundación, quien resaltó la necesidad urgente de avanzar hacia una ley nacional de equinoterapia. “La equinoterapia debe estar reconocida como una terapia complementaria dentro del Programa Médico Obligatorio, para que las obras sociales la cubran y podamos funcionar con un marco legal adecuado”, expresó.

Actualmente, la fundación —con más de 10 años de trayectoria— realiza sus actividades en el predio del Jockey Club de Esquel, gracias a un comodato que les permite desarrollar sus sesiones terapéuticas. Sin embargo, la continuidad del trabajo depende del esfuerzo voluntario y el acompañamiento de la comunidad.

Susana Rizzuto, integrante de la organización, destacó que voluntarios de universidades y vecinos colaboran con las tareas de mantenimiento, mientras que entidades como el cuartel de bomberos local y el ISET 815 también aportan ayuda logística fundamental. “Pequeñas colaboraciones significan mucho para nosotros”, señaló.

Durante agosto, la fundación trabajará en el acondicionamiento del predio para retomar actividades plenas en septiembre. Subrayaron que la equinoterapia, para ser considerada como tal, requiere de profesionales de la salud capacitados, y que su práctica debe estar basada en criterios terapéuticos responsables, alejados de falsas promesas.

La fundación asiste a personas de todas las edades con diversas condiciones físicas, mentales o emocionales, siempre bajo indicación médica. Y se propone, además, acompañar la creación de nuevos centros en la provincia, compartiendo su experiencia y compromiso con una práctica seria y humanizada.

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