La técnica del INTA Esquel, Teresa Schinelli, confirmó en diálogo con Dante Lobos en Otra vuelta de tuerca, que el año 2025 registra uno de los mayores déficits hídricos de las últimas décadas en la zona cordillerana. Según los datos meteorológicos del Campo Experimental Trevelin, el acumulado anual hasta septiembre es de 453 milímetros, frente a un promedio histórico de 823, lo que implica un 45% menos de lluvias.
“En el mes de septiembre llovió prácticamente lo normal, y uno ve el pasto verde y dice: ‘Bueno, tal vez se normalizó’. Pero no. Eso sirve para la actividad agropecuaria que está arrancando la temporada, por ejemplo, las pasturas, los verdeos, las flores, digamos que es un buen riego primaveral, pero no compensa lo que falta. Y lo que falta lo vemos arriba, en la montaña o subterráneo, y eso, que no está compensado, va a ser un faltante de agua en la época estival”, detalló la especialista en datos meteorológicos.
Un invierno seco y un verano que preocupa
Durante la entrevista, Schinelli explicó que el problema no fue solo la escasez de lluvias en los meses de invierno, cuando más debería precipitar, sino también la sequía de enero y febrero, que “empezó el año con un panorama complicado”.
Los gráficos del INTA, basados en registros desde 1970, muestran una tendencia persistente:
- En junio, el promedio histórico era de 151 mm, pero este año apenas se registraron 26 mm.
- En febrero, la diferencia fue aún más notoria: 35 mm históricos contra solo 5 mm en 2025.
“Es brutal la diferencia”, señaló la especialista, al remarcar que gran parte de esas lluvias hubiesen sido nevadas, fundamentales para alimentar los arroyos, ríos y napas freáticas.
“Hay menos nieve en la montaña y menos agua en las napas”
La investigadora explicó que el déficit se concentra en los meses invernales, lo que significa “menos volumen de nieve en las montañas y, por ende, menos recarga en arroyos, lagos y aguas subterráneas”.
“Las napas freáticas son las que abastecen de agua a los centros urbanos. Si no se recargan, tendremos problemas en la oferta de agua potable”, advirtió.
Según Schinelli, aunque septiembre mostró un nivel de lluvias normal, eso “no compensa lo que falta en la montaña y bajo tierra”. En consecuencia, el caudal de arroyos como el Esquel y del río Chubut se mantiene actualmente en niveles comparables a los de enero o febrero, lo que anticipa un verano con riesgo de escasez hídrica.

Riesgo de incendios y efectos en la producción
La especialista también alertó sobre las consecuencias ambientales y productivas del fenómeno: “la falta de humedad en el suelo adelanta la temporada de incendios y la hace más peligrosa. El bosque tiene la misma madera que el año pasado, pero mucho más seca”.
Desde el INTA, además, se trabaja con productores rurales para mitigar los efectos de la sequía, brindando asesoramiento técnico sobre suplementación alimentaria y manejo del ganado. “No se puede resolver el problema, pero sí acompañar con estrategias para reducir el impacto”, señaló Schinelli.
Cuidar el agua: una responsabilidad compartida
La referente del INTA insistió en la conciencia ciudadana y el uso responsable del agua: “no alcanza con esperar que llueva. Debemos cambiar hábitos: arreglar pérdidas, cerrar la canilla al lavarse los dientes, regar menos. Pequeñas acciones sumadas día a día hacen una gran diferencia.”
También destacó el trabajo conjunto entre el INTA, la Municipalidad de Esquel, la Cooperativa 16 de Octubre y el Servicio Provincial de Manejo del Fuego, en el marco de la propuesta de declarar la Emergencia Hídrica en la zona.
“El clima ya no se comporta como antes”
En diálogo con Canal 4 Esquel, Schinelli relacionó el déficit local con una tendencia global: “no es un fenómeno aislado. Los glaciares retroceden en todo el mundo. En nuestra zona llueve menos, hace más calor y hay más viento. Es una combinación que reduce la humedad ambiental.”


La técnica del INTA comparó los años 1996, 2016 y 2025 como los más deficitarios del registro, pero subrayó que estas anomalías son cada vez más frecuentes y más intensas.
“Podemos no llamarlo cambio climático si se prefiere, pero algo está pasando y tenemos que ser conscientes en el uso del agua.”
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