Caerse, levantarse y volar: una hazaña sobre ruedas y sobre rieles

Un ciclista de Esquel logró una proeza inigualable: saltó el viejo tren patagónico La Trochita en bicicleta, superando una dura lesión y convirtiéndose en fenómeno viral. Una nota imperdible de Canal 4 de Esquel.

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Agustín Burgos, ciclista extremo de Esquel, dejó de ser un nombre conocido sólo en el ambiente del Downhill para convertirse en un fenómeno viral que atraviesa fronteras. Su salto en bicicleta sobre La Trochita, el mítico tren patagónico de trocha angosta, no sólo fue un desafío físico y técnico, sino también una historia de determinación, coraje y sueños cumplidos.

“Esto empezó cuando era chico”, recuerda Agustín, con la humildad de quien no olvida sus orígenes. El deseo lo acompañó desde los 15 años, cuando vio un video de un ciclista canadiense saltando un tren. En su corazón adolescente nació una promesa: algún día, él lo haría en su tierra.

El día llegó. Tras tres meses de intensa organización, permisos, cálculos y trabajo de equipo, la escena se volvió real. Pero no todo fue gloria desde el primer intento. Durante una práctica, una ráfaga de viento lo desestabilizó y cayó desde cuatro metros de altura. “Fue uno de los golpes más duros que me pegué”, recuerda. Un silencio de preocupación se apoderó del equipo. La caída no fue sólo física: Burgos quedó un mes fuera de la pista, lesionado, enfrentando los fantasmas del miedo. Sin embargo, la fuerza interior y el foco mental lo guiaron de vuelta. Porque el tren no espera. Y el sueño tampoco.

Del riesgo a la red: la hazaña que se volvió viral

La escena fue filmada con múltiples cámaras: GoPros, drones, celulares. El equipo del canal y la productora Pressure captó cada segundo del momento en que La Trochita avanzaba con turistas a bordo y Agustín, en perfecta sincronía, volaba sobre ella. El video recorrió redes, medios nacionales e internacionales.

El grito al caer, el alivio, la euforia, la emoción de su equipo: todo eso se volvió contenido viral, sí, pero también testimonio de algo más profundo: el valor de apostar por los sueños imposibles.

En cada rincón de internet donde se comparte el video, resuena el mensaje de Agustín: “Los que tengan un sueño, que vayan y lo cumplan. La vida nos da golpes, pero vale la pena levantarse”. Lo que comenzó como un anhelo infantil se transformó en una hazaña que promociona Esquel, revaloriza La Trochita y humaniza el deporte extremo. Agustín no sólo saltó un tren: saltó hacia otra dimensión de su carrera, de su vida, y de la memoria colectiva de un pueblo que lo vio crecer.

Hoy, mientras el video suma miles de reproducciones, mientras los niños del jardín que viajaban en el tren aún recuerdan al “chico que voló”, Agustín Burgos ya no es sólo un ciclista. Es símbolo. Es voz. Es la prueba de que en la Patagonia, incluso los rieles del pasado pueden ser rampa para los sueños del futuro.

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