Este 4 de julio se realizó la marcha número 272 en Esquel, convocada por la Asamblea de Vecinos Autoconvocados por el No a la Mina.
El documento leído en la marcha volvió a resaltar la necesidad urgente de repensar la relación entre la humanidad y la naturaleza. Inspirándose en la cosmovisión de los pueblos originarios y en conceptos de desarrollo sustentable, la Asamblea remarcó que el deterioro ambiental es reflejo de una crisis civilizatoria, donde la lógica mercantil y extractiva ha subordinado los ecosistemas al lucro. “Nuestra supervivencia depende del bienestar general del planeta”, recordaron, llamando a abrazar saberes ancestrales y nuevos paradigmas que prioricen la vida.
Denuncias al modelo extractivista y represivo
En los tramos más contundentes del comunicado, la Asamblea denunció una serie de políticas que, desde distintos niveles del Estado, buscan consolidar un modelo de saqueo ambiental y control social.
Entre las alertas destacadas, señalaron:
- Gestión del agua por Mekorot, empresa estatal israelí vinculada a crímenes de guerra en Gaza.
- Plan Nuclear Nacional, que proyecta centros de datos en Patagonia alimentados con energía nuclear, cuyo combustible (el uranio) se extraería en Chubut.
- Programa “Energía Chubut 2050”, impulsado por el gobernador Ignacio Torres, que promueve energía eólica, hidrógeno verde, gas natural licuado, explotación de uranio y fracking, sin considerar impactos ambientales ni sociales.
- Modificación de la Ley de Glaciares, por decreto, que favorecería a las corporaciones mineras en detrimento de una reserva vital de agua dulce.
- Espionaje estatal a asambleas ambientalistas, incluido en el nuevo Plan Nacional de Inteligencia.
- Persecución y judicialización de defensores del agua, tanto en Chubut como en otras provincias.

Más que una marcha: una defensa del futuro
Desde hace más de veinte años, el movimiento de Esquel ha sido un faro para otras luchas. Hoy, ante un panorama cada vez más complejo, vuelve a convocar a la comunidad para informarse, organizarse y defender lo que consideran esencial: el derecho a vivir en un ambiente sano, libre de contaminación, persecución y extractivismo. “Pongamos el corazón y así juntos informemos, difundamos, proyectemos porque creemos que ‘un mundo mejor es posible y necesario’. Porque este sueño que parecía imposible nos llevó a estar 23 años libres de megaminería en Chubut” cierra el documento de la última movilización por las frías calles de la ciudad.
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